El tratamiento de cáncer de seno necesita de actividades que contribuyan a tu bienestar, las investigaciones demuestran que mantenerse activo durante y después del tratamiento, brinda muchos beneficios, incluida la disminución del riesgo de que el cáncer de seno regrese y un mejor bienestar físico y emocional.

De hecho, también se ha demostrado que el ejercicio regular ayuda a llevar mejor los efectos secundarios de los tratamientos, como la fatiga, el dolor, linfedema y la pérdida de la densidad mineral ósea.

Para algunas mujeres, puede tomar algún tiempo que el ejercicio se vuelva una parte regular de la vida. Puedes iniciar en cualquier momento, durante o después del tratamiento, en general cuanto más pronto mejor, nunca es tarde.

Si actualmente estás en tratamiento y acabas de empezar a hacer ejercicio, o si no has hecho ejercicio por un tiempo, es importante comenzar en un nivel que sea fácilmente manejable y construir gradualmente hasta alcanzar  la cantidad, tipo y frecuencia de actividad física recomendada.

Para hacer esto, puedes dividir tu ejercicio en períodos cortos a lo largo del día, por ejemplo, hacer ejercicio durante 15 minutos en la mañana y otros 15 minutos por la tarde.

Si bien hay muchos tipos diferentes de ejercicio que puedes probar, lo importante es encontrar algo que disfrutes porque es más probable que lo mantengas. Tú también puedes optar por alternar los tipos de ejercicio que haces para mantener una variedad. Por ejemplo, podrías considerar alternar caminar, yoga y natación en días diferentes.

Algunos tratamientos para el cáncer de seno, como el tamoxifeno e inhibidores de la aromatasa,  pueden reducir la densidad de los huesos y aumentar el riesgo de fracturas.

Está demostrado que el ejercicio es bueno para aumentar la masa ósea, la densidad y reducir el riesgo de fracturas, estos ejercicios son:

• Ejercicio de peso, en los que el cuerpo carga su propio peso
• Caminar
• Trotar
• Correr
• Baloncesto
• Tennis

Sin embargo, es importante que tomes las precauciones:

Hay mayor riesgo de fractura ósea, si tienes una densidad mineral ósea baja. Por lo tanto evita ejercicios de alto impacto donde se corre un mayor riesgo de caer. Prueba ejercicios de bajo impacto como caminar, nadar o hacer yoga.

Puedes tener un mayor riesgo de infección, por ejemplo, si actualmente estás recibiendo quimioterapia y tienes un recuento reducido de glóbulos blancos. En este caso, si quieres practicar natación, debes consultar con tu médico tratante.