¿Qué es la diabetes mellitus?
La diabetes mellitus es una enfermedad crónica que afecta la forma en que el cuerpo utiliza y regula la glucosa en la sangre. Esto sucede porque el páncreas no produce suficiente insulina o porque el organismo no aprovecha bien la insulina que genera.
¿Cómo funcionan la glucosa y la insulina?
- Glucosa: es la principal fuente de energía para las células. Proviene de los alimentos y del hígado, que la almacena o produce según sea necesario.
- Insulina:es una hormona liberada por el páncreas. Su función es permitir que la glucosa pase desde la sangre hacia las células, para que las energías se puedan usar. Cuando la insulina no trabaja bien, los niveles de glucosa en sangre suben (hiperglucemia), lo que con el tiempo puede afectar órganos como ojos, riñones, nervios o vasos sanguíneos.
Tipos de diabetes y causas principales
Diabetes Tipo 1:
El sistema inmunológico ataca células del páncreas encargadas de producir insulina.
Diabetes Tipo 2:
Las células se vuelven menos sensibles a la insulina, y el páncreas no logra producir suficiente para compensar la falta. Factores como el sobrepeso, falta de actividad física, genética y temas alimenticios juegan un papel importante.
Diabetes gestacional:
Durante el embarazo algunas mujeres puede aumentar el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en el futuro.
Síntomas frecuentes
Algunos de los signos que pueden alertar sobre diabetes mellitus incluyen:
- Sed excesiva
- Necesidad frecuente de orinar
- Hambre extrema
- Pérdida de peso sin causa aparente
- Cansancio persistente
- Visión borrosa
- Heridas que tardan en sanar
- Sensación de entumecimiento u hormigueo en manos o pies
Factores de riesgo
- Historia familiar de diabetes
- Sobrepeso u obesidad
- Vida sedentaria
- Edad (aumenta el riesgo conforme las personas se hacen mayores)
- Presión arterial alta
- Para algunas mujeres: factores como síndrome de ovario poliquístico
¿Qué puedes hacer para controlar la glucosa?
Para manejar los niveles de glucosa en la sangre y reducir los riesgos asociados a la diabetes, se recomiendan estas prácticas:
- Llevar una alimentación saludable: incluir frutas y verduras, elegir comidas balanceadas, evitar grasas saturadas y trans; reducir el consumo de bebidas azucaradas.
- Mantener actividad física regular: moverse cada día, hacer ejercicios adecuados al estado físico, ya que ayudan a que las células respondan mejor a la insulina. Camina cerca de casa, haz tus actividades deportivas.
- Monitoreo constante de glucosa: usar equipos como glucómetros y tiras de glucosa para medir los niveles de azúcar en sangre de forma autónoma. Esto permite tomar decisiones informadas y con apoyo de las consultas con los médicos sobre la alimentación, el ejercicio y otros hábitos de vida.
- Registrar los niveles y llevar un seguimiento:llevar un control diario o frecuente de los niveles de glucosa, observar cómo reaccionan con las comidas, la actividad física o el estado emocional.
- Hábitos de vida correctos: comer a horarios regulares, evitar saltarse comidas, descansar bien, evitar el consumo excesivo de azúcares, moderar el consumo de alcohol.
Consecuencias del mal control en el mediano y largo plazo
Si no se mantiene un buen control de la glucosa, pueden surgir complicaciones serias a largo plazo:
- Daño en los ojos (retina)
- Enfermedades renales
- Afecciones cardiovasculares como infartos o derrames cerebrales
- Problemas de cicatrización, úlceras, riesgo de amputaciones
- Afección nerviosa con pérdida de sensibilidad en extremidades
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